Cómo gestionar la rabieta de mi hijo en un lugar publico

¿No sabes qué hacer cuando tu hijo empieza a llorar y gritar en una tienda por una negativa que recibió? ¿Te pones nervioso y te sientes incómodo cuando tu hijo tiene una rabieta o berrinche en un lugar público? 

Hoy, te voy a ofrecer herramientas para aprender a llevar una expresión emocional intensa de tu hijo, mal conocida como rabietas o berrinches, en cualquier lugar, sin dañar emocionalmente a tu querido hijo. No te puedes perder esa información tan valiosa, así que quédate con nosotros hasta el final.

 Las rabietas o berrinches, en realidad, son expresiones emocionales de los niños, normales a esa edad, dado que los niños no tienen desarrolladas aquellas funciones cerebrales que les permiten controlar sus impulsos y expresar sus emociones de forma equilibrada.
 
Toda emoción, sea de ira, frustración, miedo, tristeza o alegría es una expresión espontánea en la infancia y adolescencia. No podemos pedir a los niños que gestionen y controlen sus emociones. Si lo hacemos, le estaremos induciendo una represión emocional, con consecuencias nefastas en su desarrollo emocional. Los problemas que tenemos de adulto, a causa del desconocimiento emocional que tenemos, son debidos justamente a esa represión emocional durante nuestra infancia y adolescencia. 
 
Para no repetir esos errores, tienes a disposición en el canal nuestra lista de reproducción sobre educación emocional, imprescindible para conocer el mundo emocional infantil y saber acompañar emocionalmente de forma correcta a tus hijos, nietos o alumnos.
 
En nuestra sociedad adultocéntrica, donde el adulto se cree superior al niño, es mal visto ver a un niño llorar y enfadarse. No se le permite expresar sus emociones, etiquetándolo en seguida como niño caprichoso y malcriado. Si todo el mundo conociera el funcionamiento cerebral infantil y las necesidades fisiológicas de los niños, las rabietas o berrinches, que a partir de ahora llamaremos expresiones emocionales intensas, serían consideradas normales y nadie se extrañaría o molestaría en ver un niño llorar y gritar de enfado. 
 
Nosotros, como padres conscientes, debemos conocer las necesidades fisiológicas de nuestros hijos y ser un guía comprensivo y amable para ellos. Por su bienestar, no podemos dejarnos influenciar por la opinión ajena, por las miradas de los demás, dejando de actuar de la forma correcta solo para quedar bien frente a las miradas críticas. Como guía que somos, debemos atender a sus necesidades con amor, comprensión, amabilidad, respeto, tolerancia y aceptación hasta en las situaciones más incómodas. 
 
Veamos cómo hacerlo en casos concretos.
 
A todos nos ha pasado de encontrarnos en el supermercado o en una tienda con nuestro hijo pequeño, que, ante un mundo de oportunidad y tentaciones, nos pide de todo, juguetes, golosinas, helados, etc.
 
Cuando recibe una negativa por parte nuestra, por la razón que sea, es probable que se enfade y que exprese su emoción de forma intensa. Puede que llore de forma intensa, que chille, que se tire al suelo y de patadas. Todas esas acciones no las hace para fastidiarnos, es una reacción fisiológica normal a esa edad, que le permite regular sus emociones expresándole de esa forma tan intensa. La represión lo va a perjudicar en el presente y en el futuro. 
 
Para actuar correctamente debemos, en primer lugar, mantener la calma, respirar profundamente, contar del 10 al 1. No podemos permitir que nuestras emociones nos invadan y no nos dejen actuar de la forma correcta. Debemos ser un ejemplo de control de impulso en todo momento, para que nuestro hijo, con el tiempo, aprenda de nosotros a regularizar sus fuertes expresiones emocionales. 
 
No podemos enseñar a un niño a calmarse si nosotros perdemos la paciencia, gritamos o hasta pegamos. Hay que mantener la coherencia y el sentido común, recordando que nuestro hijo nos imita y aprende todo a través de nuestro ejemplo. Si nosotros somos capaces de mantener la calma en estos momentos complicados, le estaremos enseñando la forma correcta de actuar ante estas situaciones. 
 
Ahora, aunque nos comportamos de forma ejemplar, no debemos esperar a que un niño pequeño haga lo mismo que nosotros en seguida. Necesitará mucho tiempo y acompañamiento emocional por parte nuestra, hasta que aprenda a regularizar sus emociones de forma más rápida. 
 
Ante una expresión de rabia o frustración intensa, debemos acercarnos a él, cogerlo en brazos con dulzura, acariciarlo con amor, hablarle con tono suave y delicado diciéndole que lo amamos y lo comprendemos, que estamos ahí para ayudarle, sin sermones, sin esperar que termine rápidamente de expresar lo que siente. 
 
Si nos sentimos incómodos frente a las miradas de la gente, podemos llevarlo en brazos fuera de la tienda, con dulzura, sin malos tratos de ningún tipo. El acompañamiento emocional de la Educación Real es la clave para llevar esos momentos de forma óptima, como explico en ese video que encontrarás aquí arriba y en la descripción. 
 
Un error a evitar absolutamente es ceder a sus peticiones solo para que deje de expresar su emoción. Es importante que el niño exprese todo tipo de emoción, tanto la ira como la frustración, o la tristeza. Le ayudan a crecer, a desarrollar su mundo emocional. Igual que nunca debemos decirle que no llore, o que deje de reír, tampoco debemos decirle que pare de enfadarse, que se tranquilice. 
 
El niño, para su correcto desarrollo emocional, necesita expresar su emoción hasta el final, hasta que su cerebro lo indique. Si forzamos la interrupción de esa expresión emocional intensa a través de una manipulación por nuestra parte, no le estamos aportando un buen acompañamiento emocional, más bien todo lo contrario. Estaremos manipulando su cerebro a nuestro antojo, por nuestro interés, porque no somos capaces de tolerar sus expresiones emocionales. 
 
Al mismo tiempo, si le damos una recompensa por terminar de expresar lo que siente, lo único que estaremos haciendo es reforzar estas fuertes expresiones emocionales. De esa forma, en lugar de disminuir, se ampliarán de duración e intensidad, porque el niño grabará en su cerebro ese recuerdo, de tal manera que en futuro esperará una recompensa por terminar de expresar su rabia antes de tiempo.
 
Esa es una manipulación emocional, no es educación emocional ni acompañamiento emocional. Todas las emociones, sea cual sea la causa y el tipo de emoción, se acompañan con amor y compresión hasta el final del proceso, sin represión, sin maltrato, sin chantajes o manipulaciones, sin reproches ni sermones. El niño tiene todo el derecho y la necesidad de expresar lo que siente, sin filtro, no debe y no puede gestionar sus emociones o controlar sus impulsos, como erróneamente se cree y se predica en mucha pseudo pedagogía actual.
 
Formarse como padre consciente no es simplemente poner en acto la primera información que encontramos en la web o en un texto, es investigar y analizar la información que recibimos para encontrar la mejor para el bienestar de nuestros hijos. Es un arduo trabajo, lo sé. La buena noticia es que yo hice este trabajo por ti. 
 
Después de años de estudio de psicología y pedagogía infantil y el funcionamiento del cerebro infantil, he dado en el clavo con la Educación Real, filosofía educativa ideada por Tania García, que engloba todas las necesidades cerebrales del niño para su óptimo desarrollo integral. 
 
Como Instructor oficial de Educación Real, te brindo asesoría y formación basada en sus principios educativos, que cambiarán tu forma de educar y la relación con tus hijos. Tu vida cambiará, por fin podrás disfrutar de la vida familiar y de la relación con tus hijos. No me creas, compruébalo tú mismo. La primera asesoría es gratuita, apúntate ahora. Además, tenemos una oferta de formación de 3 meses a precio especial, por tiempo limitado y cursos online.

Lo único que te pido es que comparta esa información tan valiosa para que pueda llegar a más familias, para formar juntos un mundo mejor.
 
Un fuerte abrazo, Chao. 
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