AYUDA A TUS HIJOS A ENTENDER Y EXPRESAR SUS EMOCIONES

Tabla de Contenido

Queridos lectores,

Hoy, hablaremos sobre el mundo emocional infantil, en particular nos centraremos en las emociones básicas que expresan los niños con más frecuencia. Te desvelaré los pasos pilares que debemos seguir para una correcta educación emocional y cómo poder ayudar a tu hijo a entender y expresar sus emociones libremente.

Seguramente, Habrás escuchado hablar de inteligencia emocional y ¿de cómo educar emocionalmente a tus hijos? La educación emocional no es una tarea fácil para los padres, dado que, muchos adultos, tampoco comprendemos nuestras emociones.  En mi Blog, aprenderás cómo acompañar a tus hijos cuándo estén experimentando una emoción. Descubriremos ese mundo tan complejo llamado emociones.

La Educación Emocional

La educación emocional es un factor fundamental en la vida de cada ser. Las personas con una correcta inteligencia emocional viven una vida mejor, son más felices, tienen más salud, un mejor desarrollo personal, mejor bienestar, una buena vida social y sentimental.                        

Entender nuestras emociones, saber ponerlas en perspectiva, expresarlas correctamente, dejarlas fluir es importante para vivir una vida feliz. Desgraciadamente, en la escuela no se enseña la educación emocional, sino solo a nivel preescolar poniendo pegatinas de colores, que no enseñan nada.

Sin embargo, sería muy importante enseñar a los niños y adolescentes a comprender sus emociones a través de un buen ejemplo emocional y de un acompañamiento óptimo por parte de un adulto responsable, que conozca las verdaderas necesidades emocionales de los niños y adolescentes.       

Toda emoción que experimentamos es óptima, no existen emociones negativas o positivas. Cualquier emoción nos quiere enseñar algo y tenemos que aprender a escucharla, expresarla, en lugar de taparla.  En nuestra infancia y adolescencia, aún no tenemos un razonamiento lógico ni control de impulsos. Reaccionamos y nos comportamos según la emoción que experimentamos en ese momento. Son las únicas fases de la vida donde es normal expresar las emociones de forma impulsiva, sin filtros.

Reprimir las emociones de nuestros hijos, manipularlas o intentar que las controlen, que las gestionen, es un grave error muy común. Para tener un buen conocimiento de nuestras emociones en la vida adulta, la evidencia científica nos dice que debemos justamente poder expresar libremente nuestras emociones en nuestra infancia y adolescencia, sin ningún tipo de represión.

Es una tarea que como adultos nos cuesta, justamente porque se han reprimido nuestras emociones en la infancia y no han sido acompañadas correctamente por parte de nuestras figuras de referencias.       

Hoy analizaremos en particular 4 importantes emociones básicas presentes en los niños y en todas las personas: la alegría, el enojo, el miedo y la tristeza.

La Alegría

La alegría no es más que saber disfrutar de las cosas simples y sencillas que nos ofrece la vida. A todos nos gusta sentirnos alegres, pasar buenos momentos, y ver un niño feliz nos ayuda a recordar que podemos vivir una vida llena de alegría, de risa y de momentos felices.

La alegría es la emoción propia de la infancia: si vemos a un niño constantemente triste y muy poco alegre, esto es un síntoma claro que está viviendo alguna experiencia negativa en su vida. La alegría es una emoción muy bonita porque favorece la comunicación interpersonal, nos ayuda a vivir y a compartir los buenos momentos de la vida, nos libera de las tensiones, nos hace sentir mejor a nivel físico y anímico, nos ayuda a ver el lado positivo de la vida. 

Es una emoción espontánea, sobre todo en los niños y nunca hay que reprimir la alegría de nuestro hijo. Para enseñar a tomar la vida con alegría, debemos comprometernos en crear un ambiente familiar alegre y positivo, lleno de buenos momentos y sonrisas, donde se valoran las pequeñas cosas de la vida que nos hacen feliz. 

El Enojo 

El enojo es un sentimiento normal, nos quiere enseñar algo sobre un evento o una situación determinada, y reprimirlo hace daño a los niños. Es normal que los niños se enojen con facilidad, aún no tienen ningún control de impulso, ni de razonamiento lógico, y cuando algo les molesta o las cosas no ocurren como desean, se enfadan en seguida.

 No tienes que reprimirlo nunca o darle una charla sobre la importancia del autocontrol, no te va a entender. No pierdas tiempo en pedir peras al olmo. Lo único que puedes hacer es enseñarle con el ejemplo. Aprovecha esta fase para trabajar en tu paciencia, si lo necesitas. 

Recuerda que educar a nuestros hijos es la mejor escuela de vida para los padres. Cuando tu hijo esté enojado, no te enfades, mantén la calma y apórtale un óptimo acompañamiento emocional. Es el mejor ejemplo que le puedes dar para enseñarle sobre emociones. 

El desconocimiento emocional en la vida adulta es el resultado de la represión emocional en la infancia y adolescencia, en la falta de un buen acompañamiento emocional. ¿Cuántos adultos intentan conseguir lo que quieren utilizando el enojo, provocando el miedo en los demás? 

Esta es una clara falta de educación emocional, y tú como padre tiene el deber de enseñárselo a tu hijo cuando aún es pequeño a través de tu ejemplo y de un óptimo acompañamiento emocional. No deje su educación emocional al azar. 

Acompáñalo emocionalmente en esta fase, quedándote a su lado, tolerando su rabia con tranquilidad. Acostúmbrate a hablarle con un tono de voz bajo y calmado, esto le transmitirá tranquilidad y bajará su nivel de ira. Nunca le digas que se calme cuando esté enfadado, eso solo servirá para que aumente su ira. 

Deja que se enoje todo lo que desea. Cuando esté más calmado, se puede dialogar con él, explicándole que tiene todo el derecho de enfadarse, que lo comprendemos, que lo amamos haga lo que haga, y sobre todo escúchalo para que se sienta comprendido y no juzgado. 

Si somos nosotros que hemos desencadenado su rabia por una negativa que consideramos correcta por su bien, al final del proceso de acompañamiento le podemos explicar nuestras razones y decirle que por su bien no podemos cambiar de opinión.  

En definitiva, se trata de enseñar a tu hijo que el enojo es algo normal y es saludable expresarlo.    Enséñale que el enojo se convierte en algo negativo solo cuando lo utilizamos para hacer daño a los demás o para obtener algún beneficio.  

El Miedo

Otra emoción básica es el miedo. El miedo es una emoción esencial para todo ser viviente. Nos protege en situaciones de peligro porque nos ayuda a prestar más atención en situaciones verdaderamente peligrosas como un incendio, salir al mar con un fuerte oleaje, escalar una montaña sin tener la experiencia necesaria, ir por un barrio conflictivo y desconocido de noche, u otras situaciones potencialmente peligrosas.

 En estas situaciones es del todo normal tener miedo, son temores reales que nos ayudan a sobrevivir. Es una emoción que nos puede salvar la vida y evitar tomar malas decisiones. Sin embargo, en edad adulta, deberíamos ser capaces de diferenciar entre el miedo real, que es positivo, con el miedo imaginario, que puede convertirse en un problema o en un obstáculo para nuestro desarrollo, si no somos capaces de ponerlo en perspectiva y superarlo.                                  

Estos tipos de miedos sólo se superan exponiéndonos a ellos y enfrentándolos. Si tenemos miedos imaginarios, que realmente no conllevan un peligro real, primero tenemos que identificarlos y luego afrontarlos. Ser valiente no es no tener miedo, es ser consciente de nuestra emoción para actuar correctamente. Los valientes tienen miedo, pero lo encaran hasta superarlo. El valor no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. 

Una vez aclarado este concepto básico sobre el miedo, analicemos como ayudar a nuestros hijos a lidiar con sus miedos, a reconocer y analizar esta emoción tan importante y recurrente en todos los niños.

La ciencia nos dice que nosotros nacemos con sólo 2 temores innatos: el miedo a los fuertes ruidos y a caer. Todos los demás miedos son aprendidos. Con el pasar de los meses el bebé aprende otros tipos de miedos, entre los más comunes el miedo a quedarse solos o a los extraños. Sin embargo, no nace con estos miedos, porque para él es natural que alguien lo cuide. 

Para acompañarle correctamente en esa emoción, cuando empiece a crecer y a reconocer a las personas, no lo fuerces a quedarse solo para que se acostumbre rápido a esta situación o a quedarse con extraños por mucho tiempo. Si tu bebé llora por miedo a quedarse solo, acude siempre y dale tu consuelo y protección. El bebé necesita sentirse seguro, cuidado constantemente por sus figuras de referencias, en particular por su madre, sobre todo en su primer año de vida.

Los niños, a medida que crecen, suelen tener miedo a la oscuridad, a quedarse solos, a los monstruos, a las máscaras o a los personajes que ven en la Tele. En estos casos, debemos dejar que superen sus miedos poco a poco sin forzarlos, pero ahora podemos también dialogar con ellos, una vez que los hemos tranquilizado. 

Lo primero es entender que el miedo en los niños es algo natural y por eso tenemos que ser comprensivos con ellos. Tenemos que tomar en serio sus temores, para que se sientan comprendidos y protegidos. Ridiculizarlos, quitarle importancia, decirles que sus miedos son tontearías y fantasías de sus cabezas, son errores comunes que empeoran la situación.

Háblale siempre con un tono de voz relajado para que les transmitas confianza y tranquilidad. Es importante que sienta y reconozca esta emoción, que la vea como algo normal. Si tiene miedo a la oscuridad, que es algo muy común en los niños, acompáñale emotivamente para superar sus miedos, el tiempo que haga falta.

Facilita siempre la conciliación del sueño, quedándote a su lado hasta que se duerma, contándole un cuento o cantándole una canción, según sus gustos. Lo ideal sería que durmiera en tu habitación hasta que esté preparado para dormir sólo, sin forzar el proceso. Es la mejor forma de superar cualquier miedo nocturno. Le ayuda a quitarle ansiedad y estrés, que son perjudiciales a largo plazo para su salud mental. 

Tenemos que ser conscientes también que nuestro ejemplo es primordial. Si nosotros tenemos miedo, lo vamos a transmitir a nuestro hijo. Sin darse cuenta, muchos padres caen en el error de sobreproteger a sus hijos, transmitiéndole sus temores. 

Es verdad que hay algunos miedos naturales en los niños, pero hay otros que les inculcamos nosotros los padres. Si desde temprana edad les decimos: «¡Cuidado que te caes! ¡Cuidado con las escaleras, que te vas a caer! ¡No salgas a la calle que es peligroso!», les estaremos transmitiendo miedos innecesarios que nuestro niño asimilará. 

Sin embargo, lo mejor es ayudarlo cuando lo necesite, pero dejarlo que experimente la vida por sí mismo. Deja que se caiga, enséñale a bajar las escaleras, pero no evite que lo haga, no alimentes sus miedos. Por supuesto hay que vigilar y enseñarle, pero no podemos siempre asustarlo cada vez que intente hacer algo nuevo. 

Dale siempre tu apoyo, no lo llames cobarde ni lo ridiculice si tiene miedo, pero tampoco intente evitar que sienta esta emoción. Para aprender a canalizar correctamente esta emoción, primero tiene que vivirla en primera persona y luego necesitará de tu apoyo para aprender a superarla gradualmente, porque aún no tiene la fuerza, el valor, la voluntad y la disposición para afrontar estas circunstancias sin auxilio. Como guías que somos, debemos ayudarle a afrontar y a superar sus miedos, en lugar de alimentarlos aún más. 

La Tristeza

Otra emoción básica presente en nosotros es la tristeza. Es un sentimiento que a nadie nos gusta sentir y sobre todo, a nosotros los padres, nos cuesta ver tristes a nuestros hijos y hacemos todo lo posible para evitar que se sientan tristes, incurriendo sin querer en un error frecuente, pero muy perjudicial, que es el siguiente: no dejar que nuestro niño experimente esta emoción, enseñándole de esta forma a reprimir sus emociones. 

La tristeza, como cualquiera emoción, no es absolutamente negativa, si aprendemos a analizarla, canalizarla, ponerla en perspectiva, dejarla fluir para luego superarla positivamente. Muchas obras de arte, de literatura, de música, nacen de un momento de tristeza de sus autores. 

Nos ayuda a reflexionar, nos obliga a mirar adentro, a hacer una introspección de nosotros, promueve la creatividad porque nos impulsa a encontrar soluciones. Pero, si la tapamos continuamente, si huimos de ella y no le permitimos que se exprese líberamente en nosotros y en nuestros niños, antes o después saldrá otra vez a la superficie y con más fuerza.                                

La tristeza hay que escucharla, siempre nos quiere decir algo: puede que tengamos que cambiar algo en nuestra vida o emprender algo diferente. Necesita de nuestro respeto, amor y comprensión: es algo noble y respetable expresar esta emoción sin vergüenza, y sobre todo sin tener la necesidad de taparla como sea, solamente porque no nos gusta sentirnos afligidos. 

Las personas que no saben comprender esta emoción suelen recurrir a placeres sucedáneos y muy a menudo nocivos como drogas, alcohol, comida nociva, etc., con la sola intención de huir de esta emoción y taparla como sea. Pero este método no funciona, porque la tristeza seguirá ahí y saldrá otra vez, aún más fuerte, en cuanto se superen los efectos de estas sustancias. 

Por estas razones es tan importante enseñar educación emocional a nuestro hijo, para prepararle para la vida. No le enseñe a reprimir sus emociones. Deja que exprese sus sentimientos, que llore, para que aprenda que es algo normal y positivo estar triste, que no es nada malo. Es importante que exprese líberamente lo que siente, sin restricciones.

La tristeza lo ayuda a madurar, a crecer como persona. La próxima vez que veas a tu hijo expresando esta emoción, no intentes animarle en seguida, deja que la experimente, que la sienta. Apóyale para que aprenda a canalizarla, analizarla, a expresarla, a no huir de ella, y sólo después, lo podrás animar y ayudar a buscar soluciones, según la edad que tenga. Pero no antes de haber dejado que la tristeza se exprese de forma natural: eso es un valor fundamental de toda la educación infantil.  

No tengas miedo de que tu hijo se sienta triste, no haga todo lo posible para complacerle y evitar que llore. Es positivo que sienta esta emoción, que aprenda a expresarla desde temprana edad y a dejarla fluir. Un error común de muchos padres es decir a sus hijos que no lloren. De esta forma les estarás enseñando a reprimir sus emociones, a no escuchar lo que sienten.

Ahora ya sabemos que es perjudicial reprimir cualquier emoción. Es muy importante expresarlas y no taparlas nunca, para evitar consecuencias considerables en futuro. Sé que es normal decir a nuestro hijo o hija que no llore cuando está triste, pero es una frase que deberíamos borrar de nuestro vocabulario

A partir de ahora, por su bien, no les digas más: «No llores», deja que lo haga líberamente y sólo después le podrás ayudar buscando soluciones juntos para superar su tristeza. Quédate simplemente a su lado, apórtale contacto físico y evita sermones.  

Con niños más grandes o adolescentes, para que se sientan comprendidos, puedes utilizar otras frases, como ésta: «Hijo mío, es importante que exprima tu emoción, que llores, y cuando te encuentres mejor, mamá seguirá aquí a tu lado para ayudarte, escucharte y, si lo deseas, encontrar la manera de superar tu tristeza».

En principio, te puedes sentir incómodo hablándole así, pero poco a poco, con la práctica, se convertirá en algo normal. De esta forma estarás apoyándole correctamente y formando su inteligencia emocional, que es tu principal objetivo como madre o padre. 

Nosotros le podemos apoyar en esta fase gracias a la educación emocional, ayudándole a identificar la emoción, a entenderla, luego a utilizarla a su favor y, en el caso de la tristeza, a desecharla al final. Éstos son los pasos pilares que hay que seguir para una correcta educación emocional.

Queridas madres y padres, nuestra misión es acompañar a nuestro hijo durante su infancia y adolescencia para su bienestar en el presente y en el futuro, enseñarle buenos valores, ayudarle a tener una buena autoestima y un concepto positivo de sí mismo,  en general que sea una persona feliz y bondadosa con los demás. Tu ejemplo es muy importante y enseñarle inteligencia emocional es una forma maravillosa de ayudarle durante su desarrollo. Solo nosotros, padres y madres, podemos enseñarle a expresar correctamente las emociones, a través de nuestro ejemplo y de un buen acompañamiento emocional. Es una tarea fundamental de la educación infantil, muy poco valorada en la educación escolar tradicional.                                                       

Si te ha gustado esa información comparte esa información con todas las familias que conoces y visita mi canal de YouTube para no perderte mis videos llenos de información valiosa. Escribe un comentario para saber qué tema te gustaría profundizar o por cualquier duda que tenga, leemos y contestamos a todos los comentarios, porque todos sois importantes y únicos para mí.            

Si quieres más información sobre el fascinante mundo de las emociones o sobre otros temas, contáctame para conocer los servicios que ofrecemos para tu crecimiento como madre y padre consciente.

Te deseo una feliz semana en familia. Un fuerte abrazo. 

Ayuda a tus hijos a entender y expresar sus emociones
Facebook
WhatsApp
Twitter
LinkedIn

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *