mi hijo no me escucha

¿Por qué mi hijo no me escucha?

¿Por qué mi hijo no me escucha?

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Queridos amigos,

En los artículos anteriores vimos como la violencia es la peor forma de educar. No se puede corregir a un niño con gritos, amenazas, castigos y cachetes, hay otra forma de educar muchísimo más respetuosa y efectiva: es la Educación Real.

En ese tipo de educación se educa desde el amor, el cariño y el respeto, ayudando el niño a crecer según su desarrollo mental, físico y emocional 👪.

En muchos artículos de mi blog hablaré sobre esta filosofía educativa para criar correctamente a nuestros hijos, pero lo primero que hay que hacer es entender como funciona el cerebro del niño.
Tranquilos, no voy a darte clase de neuropsicología ni voy a hablar con palabras científicas 😴, pero es importante que sepas lo que un niño puede entender y lo que aún no puede, debido a su desarrollo cerebral aún prematuro. 

El desarrollo cerebral del niño

No podemos pretender que nuestro hijo de 3 o 5 años pueda reflexionar como nosotros. Sin embargo, me he dado cuenta de que muchos padres pretenden que sus hijos hagan exactamente lo que se le pide. En cambio, si supieras que tu hijo no está capacitado para recibir órdenes por mucho que lo intentes, probablemente cambiarías de método en lugar de gritarle para que te atienda. Sería como gritarle a un sordo para que nos escuche mejor…😏

Los niños son muy inteligentes, pero su cerebro está en desarrollo. Tenemos que ayudarle y educarle con paciencia para que nos entiendan. Con los niños es mejor utilizar el ejemplo en lugar de dar órdenes y recomendaciones. Además, como adultos debemos respetar a los niños, no debemos considerarnos superiores y con la potestad de impartir reglas y normas según nuestra conveniencia.

Veamos un ejemplo: si queremos que nuestro hijo recoja los juguetes tenemos que enseñárselo nosotros y hacerlo junto a él de forma divertida hasta que aprenda a hacerlo solo, después de mucha práctica juntos. Si pretendemos que lo haga solamente con una orden estamos destinados al fracaso, porque un niño no tiene las capacidades cognitivas que le permiten de entender las órdenes y respetarlas,  y es normal que no lo haga. Tampoco es bueno condicionarlo a cumplir ordenes sin libre albedrío.

El niño vive de instintos, hace lo que más le gusta y le conviene. Si lo interrumpes de repente mientras está jugando es normal que se enfade y no te preste atención. No lo hace para fastidiar, simplemente porque su cerebro acciona de esa forma. Si intentas corregirlos con gritos y castigos va a ser mucho peor, lo vas a perjudicar en su crecimiento.
¿Cómo te sentirías si, mientras estás leyendo un libro o viendo algo interesante en TV , de repente alguien te arrancara tu libro o te dijera que apagara el televisor, sin más?

Debemos tener la paciencia de acompañarlo en su desarrollo cognitivo y emocional, paso a paso según su edad, y enseñarle lo que está bien y lo que está mal con nuestro ejemplo, animándole y felicitándole cuando logra algo, cuando ha recogido todos sus juguetes, cuando se esfuerza aunque se equivoque y nunca castigarlo por no escucharnos. Si no hace lo que pretendemos que haga es lo más esperable de un niño. Es importante cambiar nuestras expectativas y nuestra forma de ver la educación infantil.

Claro, es más fácil y rápido gritar y quizás así tu hijo te escuches, pero lo hará por miedo, por defensa propia. Todo ser humano intenta huir del peligro. Si tu niño se siente amenazado probablemente haga lo que le pides para salvaguardar su integridad, pero no habrá aprendido nada, sino que para obtener algo en la vida hay que utilizar los gritos, las amenazas y las manos. Además, estarás arruinando el vínculo de amor que os une y, por ende, causándole daños cerebrales.

¡Mi hijo no me escucha!

Escucho muchos padres decir frases como: ¡Mi hijo me escucha solamente si me enfado, si le grito o amenazo con castigos y ya es mayorcito para saber lo que tiene que hacer! En realidad, esta actitud es normal. 

Si tu hijo tiene una edad compresa entre 7 y 12 años y siempre has usado los gritos, las amenazas, los castigos para corregirlo, para mandarle y enseñarle lo que tiene que hacer, sin querer has programado su cerebro a responder sólo a la violencia. No sabe como actuar de otra forma porque con los años, durante su desarrollo cerebral, probablemente no has tenido la paciencia y la perseverancia de acompañarlo con amor y ahora tiene programado su cerebro para esperar un grito y una amenaza o peor un cachete antes de responder a una petición.

La buena noticia es que el cerebro de un niño entre 7 y 12 años aún se está desarrollando y estás a tiempo de aprender como funciona la educación real  y aplicarla con tu hijo. Necesitarás más tiempo porque ya no es un niño tan pequeño, pero con los buenos ejemplos, con amor y perseverancia lo lograrás.

Es más fácil educar correctamente desde el principio que corregir después, pero no podemos volver atrás. Lo que podemos hacer es tener la humildad de disculparnos 🙏 con nuestro hijo (él lo apreciará y se recordará de ese gesto por tu parte) y decirle que a partir de ahora vais a ser un equipo para lograr mejorar el clima familiar. Los dos padres se comprometerán a ser más pacientes, más calmados. 

Háblale y guíale desde el amor y el respeto y verás que, con el tiempo, el clima familiar mejorará. Si tu hijo ve un cambio en sus padres, en consecuencia él también mejorará gradualmente.

Controlar el estrés

¿Cómo se logra ese objetivo?  En primer lugar tenemos que tener un estado emocional tranquilo y relajado para poder enseñar a un niño. Ahí está el primer problema. Muchas veces volvemos a casa cansados y estresados del trabajo, estamos de mal humor y no tenemos la paciencia para pasar del tiempo con nuestro hijo. Pretendemos que haga algo y si no lo hace, de repente empezamos a gritar porque es lo más fácil de hacer. Nuestro estado emotivo no nos permite acompañar al niño de la forma apropiada, con tranquilidad y paciencia.

Si no hacemos algo para reducir y controlar nuestro nivel de estrés, nunca podremos ser unos padres justos y correctos. Siempre nos guiará la impulsividad a la hora de educar y enseñar y eso va a perjudicar el desarrollo emotivo y cerebral de nuestro hijo.

Por esa razón, lo primero que hay que hacer, queridos padres 👫, es reducir nuestro estrés, aliviar nuestras frustraciones, mejorar nuestro estado físico y mental con una serie de consejos que podéis encontrar en mi Blog. Sin esa base no podemos ser unos padres atentos aunque lo quisiéramos. Es muy difícil controlar nuestros impulsos a la hora de educar sin tener un estado emocional relajado.

No hay fórmulas mágicas, pero sí que hay técnicas y pequeños cambios que podemos aportar a nuestra vida para vivir mejor y aportar beneficios enormes a nuestro hogar.

Nos vemos pronto en el siguiente post!😉

Gracias por dedicar unos minutos a ser una mejor mamá, un mejor papá y en general una mejor persona por amor a tu hijo.

«Un padre es el primer héroe para un hijo y el primer amor para una hija«

El 30 de Abril de 2020

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